Cuando los peligros para la salud de la exposición a las fibras de amianto irrumpieron por primera vez en la conciencia pública en la década de 1960, las víctimas eran mineros del amianto, molineros y personas que trabajaban para industrias que fabricaban productos de amianto. La segunda oleada de víctimas afectó a personas que instalaron productos que contienen amianto como aislantes, revestimientos de calderas, juntas y forros de frenos. Ahora, una tercera oleada de enfermedades causadas por el amianto amenaza a los trabajadores de la North Carolina y de otros lugares.
La amenaza proviene del amianto que ha estado presente durante muchos años, incluso décadas, y que ahora se retira para permitir la renovación o demolición del edificio. La amenaza no es una gran sorpresa para los expertos en la materia. Aunque el consumo de nuevos productos de amianto se ha multiplicado por mil en los últimos treinta años, queda mucho amianto en edificios antiguos, sistemas de calefacción y frenos de automóviles. Cuando ese amianto es alterado, puede causar las mismas enfermedades -mesotelioma, asbestosis y otras formas de cáncer de pulmón- que cuando se extraía o se utilizaba para fabricar productos que contenían amianto.
El riesgo es especialmente grave porque incluso pequeñas exposiciones pueden provocar mesotelioma. Muchos trabajadores que participan en la retirada del amianto se cubren de polvo de amianto. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos ha aprobado normas para limitar la cantidad de exposición a la que se enfrentan estos trabajadores, pero los empresarios suelen eludir el cumplimiento de estas normas para reducir los costes operativos.
Aunque normalmente el mesotelioma tarda unos treinta años en producir síntomas perceptibles, en ocasiones los trabajadores más jóvenes manifiestan síntomas tan pronto como diez años después de su exposición inicial. La amenaza de la exposición al amianto debe tomarse en serio. Cualquier persona que experimente tos crónica o dificultad para respirar debe consultar a un médico cualificado para que le realice un examen, una radiografía de tórax y un diagnóstico. Si los resultados son positivos para el mesotelioma o cualquier otra enfermedad asociada con el amianto, una consulta con un abogado especializado en estos casos puede proporcionar una evaluación útil del caso y una estimación de la probabilidad de recuperar los daños por pérdida de ingresos, gastos médicos y dolor y sufrimiento.
Fuente: National Public Radio, America's 'Third Wave' Of Asbestos Disease Upends Lives", Jim Morris, Maryam Jameel, 17 de diciembre de 2015.