Según estudios realizados por el EWG Action Fund, cada año mueren unas 10.000 personas como consecuencia de una enfermedad relacionada con el amianto. Muchas de las personas que enferman y mueren por exposición al amianto son víctimas de prácticas laborales inadecuadas que dejaron a los trabajadores sin protección frente a la fibra tóxica.
En general, las partes negligentes pueden ser -y han sido- responsabilizadas a través de demandas interpuestas por las víctimas. Sin embargo, una sentencia reciente ha demostrado ser un fuerte recordatorio de que todavía hay personas que no ven la culpa en permitir que la gente se exponga al amianto.
El caso afectaba a Garlock Sealing Technologies, una empresa que fabricaba juntas que contenía amianto. Las piezas se utilizaban a menudo en buques de la Marina estadounidense y muchos veteranos que trabajaban en ellos respiraron el polvo de amianto que se desprendía cuando las juntas se rompían y había que sustituirlas. En la reciente demanda, se argumentaba que la empresa debía dinero a más de 4.000 personas que desarrollaron mesotelioma como consecuencia de esta exposición. La propia empresa reconoció ya en la década de 1980 que sus productos podían suponer una amenaza para las personas.
Sin embargo, un juez adoptó una postura radicalmente distinta al respecto. Era el primer caso de amianto del juez y dictaminó que la verdadera víctima en el caso era Garlock, no los miles de personas que habían enfermado por la exposición al amianto. La impactante sentencia redujo en un 90% la cantidad que Garlock debía pagar a las víctimas.
En su sentencia, el juez argumentó que las empresas como Garlock han sido objeto de ataques injustos en los tribunales durante décadas y se negó a reconocer numerosos documentos de investigación científica que demuestran que no existe un nivel seguro de exposición al amianto y que los productos Garlock han sido la fuente de muchas enfermedades causadas por el amianto.
La sentencia no sólo es controvertida y molesta, sino que no está en consonancia con las sentencias que otros innumerables jurados y jueces han dictado en el pasado. En general, las empresas pueden llegar a acuerdos extrajudiciales o los tribunales les ordenan indemnizar a las víctimas y sus familias. Por eso tanta gente está confundida e indignada por esta sentencia poco frecuente y aparentemente equivocada. Las víctimas deben recordar que esto no es representativo de muchos otros casos de amianto en los que los fabricantes y empresarios negligentes son considerados responsables de sus actos y las víctimas pueden cobrar la indemnización que merecen.
Fuente: El Huffington Post, "Una decisión sobre el amianto que perjudica a nuestros veterinariosJoanne Doroshow, 8 de mayo de 2014