Tal vez usted nunca haya trabajado en un astillero North Carolina, en la industria de la construcción, en una fábrica o en un taller mecánico de automóviles, pero uno de sus familiares cercanos (que reside en el mismo hogar) sí lo ha hecho. Estas industrias, así como las reformas de viviendas, el montaje de tuberías, el trabajo en edificios antiguos y muchos otros empleos tienen altos índices de exposición al amianto. Si su ser querido trabaja en uno de estos sectores, puede exponer, sin saberlo, a todos los demás miembros de su familia al riesgo de padecer mesotelioma.
El mesotelioma es una enfermedad terminal, lo que significa que no tiene cura. Es una de las enfermedades más comunes derivadas de la exposición al amianto. Dado que no se conoce una cantidad "segura" de exposición a las fibras microscópicas, los profesionales médicos han asumido lógicamente que incluso una sola exposición puede causar problemas de salud.
Si su ser querido es agricultor, trabajador de la construcción o empleado de otra industria en la que quede expuesto al amianto, las fibras (que son invisibles a simple vista) pueden adherirse a su piel, pelo y ropa. Dichas fibras pueden ser fácilmente transportadas por el aire, especialmente si su ser querido camina por la casa antes de ducharse o cambiarse la ropa de trabajo.
Si las fibras de amianto se transportan por el aire, cualquier persona que se encuentre cerca puede inhalarlas o ingerirlas sin darse cuenta. El mesotelioma puede instalarse pero permanecer oculto durante años. El mesotelioma suele afectar a los pulmones, pero también puede centralizarse en otras zonas del cuerpo.
Si usted o su hijo sufren una exposición pasiva al amianto por parte de un familiar que, sin saberlo, ha introducido las fibras en el hogar desde el lugar de trabajo, es probable que transcurra una década o más antes de que empiecen a manifestarse los síntomas. Estos síntomas suelen incluir tos persistente, pérdida de peso inexplicable, fatiga y pérdida de apetito. También puede experimentar dolor torácico o abdominal.
Es importante que informe a su médico si cree que la exposición pasiva al amianto tiene algo que ver con sus síntomas. El médico puede hacerle más preguntas y pruebas para diagnosticar o descartar un mesotelioma.
No tiene que vivir necesariamente en un hogar con alguien que trabaje directamente en un zona de alto riesgo de amianto para sufrir una exposición de segunda mano. Usted mismo puede acabar compartiendo un espacio de trabajo que le ponga en peligro. Por ejemplo, es posible que trabaje como fontanero o en algún otro servicio en un lugar donde los trabajadores estén expuestos directamente al amianto, lo que le expondría a una exposición de segunda mano.
En cuanto al tratamiento del mesotelioma, lo mejor que pueden hacer los médicos es ofrecer recomendaciones y cuidados para aliviar el dolor y las molestias y ayudarle a mantener la mayor calidad de vida posible durante el mayor tiempo posible. Dichos cuidados pueden ser caros porque pueden implicar la prescripción de medicamentos, cuidados de enfermería a domicilio y otras cuestiones para las que los servicios o suministros cuestan dinero.
Ha habido muchas demandas colectivas en relación con el mesotelioma y la exposición pasiva al amianto en North Carolina y más allá. Se trata de una forma de recurso prevista en la legislación estatal que permite a los pacientes de mesotelioma buscar justicia cuando sus las lesiones se han producido por negligencia ajena.