Resulta aterrador pensar que puede haber un peligro medioambiental acechando sin ser visto en su lugar de trabajo o en su entorno doméstico. Sin embargo, a menos que su empleador o un casero o agente inmobiliario le informe de que se sabe que un espacio concreto tiene amianto en la atmósfera, es posible que nunca sepa que está ahí porque su tamaño es microscópico. Ingerir o inhalar amianto tiene probablemente graves efectos adversos para la salud, incluida la posibilidad de contraer mesotelioma, una enfermedad terminal.
¿Cómo puede saber si corre riesgo de padecer mesotelioma? Los datos muestran numerosos factores de riesgo. Si revisa detenidamente la información y considera cómo se aplica o no a usted, podrá determinar si la enfermedad causada por la exposición al amianto debe ser una preocupación primordial en su vida.
El riesgo de desarrollar síntomas de mesotelioma aumenta con la edad. Esto es especialmente cierto si tiene motivos para creer que puede haber estado expuesto al amianto a una edad más temprana y durante un período de tiempo prolongado. Esto se debe a que el mesotelioma suele existir en el organismo durante décadas antes de que aparezcan los síntomas.
La mayoría de las personas que desarrollan mesotelioma pulmonar (también existen otros tipos) tienen 65 años o más. Sin embargo, incluso los niños pueden contraer esta enfermedad mortal, por lo que nunca debe descartar esta posibilidad simplemente porque un paciente sea joven.
Si ha recibido radiación como tratamiento médico en algún momento de su vida, podría tener un mayor riesgo de desarrollar mesotelioma si se expone al amianto que alguien que nunca se ha sometido a este tipo de tratamientos. También existen factores genéticos que pueden situarle en un grupo de mayor riesgo.
Por ejemplo, hay un gen específico que los científicos creen que puede tener una mutación. Si dicha mutación está presente, puede aumentar el riesgo de que una persona contraiga mesotelioma.
Si usted es hombre, tiene más probabilidades de desarrollar mesotelioma que las mujeres. Los datos sugieren que la discrepancia entre sexos se debe a que los hombres suelen trabajar en entornos donde hay amianto con más frecuencia que las mujeres.
Independientemente de si contrajo el mesotelioma a una edad temprana o en sus años dorados, este diagnóstico es terminal, lo que significa que no existe cura para la enfermedad. Al igual que ocurre con muchas enfermedades mortales, a medida que el mesotelioma avanza hacia sus últimas fases, los síntomas empeoran. Puede llegar a un punto en el que se produzca un deterioro significativo de la calidad de vida y necesite asistencia para la vida diaria, ya sea por parte de profesionales sanitarios o de sus seres queridos y amigos.
Estos cuidados suelen provocar graves dificultades económicas. En muchos casos en el pasado, las víctimas de la exposición al amianto que han sido diagnosticado de mesotelioma se han unido para presentar demandas colectivas contra los responsables de sus lesiones.