Cuando una empresa opta por los beneficios en lugar de la seguridad, el público es en última instancia la trágica víctima. Los productos inseguros o peligrosos que exponen a las personas al riesgo de contraer una enfermedad mortal deben retirarse inmediatamente del mercado. Sin embargo, en una medida extraña y peligrosa, el gobierno de Quebec ha decidido permitir que una ciudad siga enviando amianto.
Lo que resulta verdaderamente chocante es que los países y gobiernos de todo el mundo han tomado medidas enormes para impedir la manipulación o fabricación inseguras de amianto. En Estados Unidos, las empresas tienen la responsabilidad de advertir de la presencia de amianto o hacer que se retire adecuadamente. Sin embargo, no todas las organizaciones se toman en serio este deber.
En el caso de Quebec, los informes sugieren que al permitir que se reanuden los envíos de amianto, se recuperarán algo más de 400 puestos de trabajo en una ciudad llamada Asbestos. Sin embargo, la creación de puestos de trabajo tiene un coste grave y trágico. El amianto se enviará a países en desarrollo que no pueden permitirse o no tienen acceso a materiales de construcción más seguros.
Para colmo de males, los gobiernos de todo el mundo son conscientes de los peligros asociados a la exposición al amianto. Más de 50 países prohíben esta sustancia. Por ello, Quebec se ha centrado en los países que no han prohibido el amianto, a saber, India y China, y les enviará los materiales.
En un documental canadiense, las imágenes de trabajadores indios con las manos desnudas que no utilizan más que un pañuelo para taparse la boca mientras trabajan con amianto ilustran la trágica ignorancia que todavía existe en muchos países en relación con el amianto. Como contraste, el documental muestra imágenes de canadienses encargados de manipular el amianto. Están cubiertos de pies a cabeza con ropa protectora e incluso tienen suministros de aire separados.
El hecho es que muchas personas son conscientes de los peligros del amianto. En lugar de buscar sustancias alternativas, muchos encuentran lagunas jurídicas.
Se desconoce si otras ciudades o países tomarán medidas similares al permitir la reintroducción de productos de amianto en el mercado. Tal y como están las cosas, personas de todo el mundo siguen sufriendo la exposición al amianto desde hace 50 años. En lugar de enviarlo a otros lugares para que otras personas puedan enfermar, la gente debería centrarse en utilizar productos más seguros en lugar del amianto.
Fuente: The Gazette, "Asbestos gets a new lease on death", Colin Kenny, 6 de julio de 2012.