¿Cuál es la teoría jurídica subyacente en las demandas por amianto?

El amianto solía ser un componente principal de muchos productos debido a su asequibilidad, accesibilidad y versatilidad. Durante la mayor parte del siglo XX, el amianto se utilizó en baldosas, aislamientos, piezas de automóviles e incluso productos de consumo como pequeños electrodomésticos, talco para bebés y tierra para macetas. Antes de que se conocieran ampliamente sus efectos potencialmente letales, las empresas y los fabricantes de amianto tenían pruebas de sus peligros y siguieron comercializándolo al público.

Aunque en la actualidad el amianto está estrictamente regulado, responsabilidad del producto Los casos de exposición al amianto van en aumento. Esto se debe en parte a que algunas enfermedades relacionadas con el amianto, como el mesotelioma, pueden tardar hasta 40 años en desarrollarse y aún más en revelar todos sus efectos devastadores.

Con el fin de garantizar la responsabilidad por muerte por negligencia o compensar el coste del tratamiento, los afectados negativamente por el amianto a menudo optan por presentar demandas contra las empresas de amianto y los fabricantes de productos de amianto.

La teoría jurídica subyacente en estos casos es la responsabilidad por el producto. Reclamaciones de responsabilidad por productos defectuosos puede basarse en la responsabilidad objetiva, la negligencia o el incumplimiento de la garantía. La base más común para probar la culpa en este tipo de reclamaciones es la responsabilidad objetiva. La responsabilidad objetiva permite a una persona lesionada por un producto de consumo "irrazonablemente peligroso" recibir una indemnización del vendedor o fabricante de ese producto sin tener que demostrar que el vendedor o fabricante fue negligente.

A diferencia de la negligencia o el incumplimiento de la garantía, la responsabilidad objetiva no exige que el consumidor demuestre que sus lesiones fueron causadas por el descuido del vendedor o fabricante. Sólo deben cumplirse tres condiciones, además de demostrar que el consumidor ha resultado lesionado por el producto: que el producto presentara un defecto irrazonablemente peligroso desarrollado durante el diseño, el proceso de fabricación o el envío y manipulación; que el consumidor utilizara el producto de la forma prevista; y que no se introdujera ningún cambio en la forma en que el producto funcionaba originalmente cuando se vendió.

La causalidad suele ser el elemento más difícil de probar en un caso de responsabilidad por productos defectuosos. Esto es especialmente cierto en las demandas relacionadas con el amianto, debido al tiempo que suele transcurrir hasta que se produce una lesión tras la exposición al amianto. Al intentar eludir su responsabilidad, las empresas de amianto o los fabricantes de productos probablemente argumentarán que otras sustancias peligrosas podrían haber sido la causa durante ese tiempo. En este sentido, y en muchos otros, las demandas relacionadas con el amianto tienen sus propios matices y es mejor que las lleven abogados con experiencia en ese ámbito concreto.

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